Esta mañana me he levantado pensando en algo que nunca le he contado a nadie, y que tras meditar sobre ello me he dado cuenta que ese justo instante fue el principio.
Uno de los últimos dÃas de un viaje que estuve en Santo Domingo decidimos ir a una de las playas mas tÃpicas y nos acompañó una señora que habÃa conocido allÃ, porque era una vecina.
Relajada, tomando el sol, esta señora nos contó la anécdota de que esta playa es famosa en la isla porque cuentan que si te pones de espaldas al mar, estando dentro, y lanzas una moneda hacia atrás, es decir, hacia el océano, mientras pides tu mayor deseo, este se cumple.
Desde el primer momento tuve claro que no es el océano quién te concede el deseo, sino que el ejercicio consiste exactamente en identificar cuál es tu mayor deseo, solo uno. Cuál es tu prioridad.
Tras el comentario me quedé enganchada en averiguar cuál serÃa ese deseo al lanzar mi moneda... me surgÃan un montón de opciones, como una tormenta de ideas, desde las más obvias y convencionales hasta las mas personales o incluso aquellas mas insignificantes como "comer todo lo que se me antoje sin engordar".
Me imaginaba a mi misma delante del genio de la lampara teniendo que elegir un solo deseo.
Lo fácil fue resumir la lista a unas pocas opciones tales como " que mis hijos siempre estén saludables y felices" ; " encontrar el amor de mi vida"; " que me toque la loterÃa y ser multimillonaria"; "encontrar el trabajo de mis sueños"; "ser una escritora de éxito" y algunas pocas mas en esta lÃnea.
Me pasé todo el dÃa reflexionando cuál de ellas serÃa la más importante para mà mientras daba largos paseos por la orilla, o miraba fijamente la lÃnea del horizonte... Poco a poco fui descartando algunas con buenos argumentos reflexionados, pues, por ejemplo, mis hijos, gracias a Dios, siempre han sido niños muy sanos, no tienen ninguna enfermedad, por lo que no tenÃa sentido desear algo que ya tenÃa, y su felicidad va a depender de ellos, no de lo que yo desee.
En ese momento tan solo llevaba escrito algunos capÃtulos de mi libro, por lo que no iba a ser un deseo respecto al "ahora", pues sin libro no era escritora. Cuando llegue ese momento decidiré ese deseo.
Si me toca la loterÃa y tengo un montón, pero que un montón de dinero en mi cuenta corriente... ¿Qué harÃa con ese dinero?, ¿ en que invertirÃa ese dinero para sentirme plena y realizada?. Por lo que me dà cuenta que este no es el principio, sino un medio. El dinero te ayuda a construir tus sueños, a conseguir tu objetivo, pero el paso 1 es saber cuál es tu propósito, sino igual que viene se va y tú te quedas igual de tonto a las tres mirando al infinito.
La final estaba muy reñida entre "encontrar el amor de mi vida" o "encontrar el trabajo de mis sueños".
HacÃa unos cuantos meses que habÃa dejado mi trabajo, totalmente decepcionada y frustrada. Necesitaba resetear y empezar de cero. Y hacÃa un par de años que me habÃa divorciado de quien estaba claro que no era el amor de mi vida.
Como no conseguà elegir una de ellas, decidà ponerme en la situación, lanzar la moneda y aquello que saliera impulsivamente de lo más adentro, eso serÃa.
"ENCONTRAR UN TRABAJO"
Era Agosto, en cuanto llegué a Madrid en Septiembre me puse, por primera vez, a lanzar curriculums. En pocos meses estaba trabajando. SabÃa que no era el trabajo de mis sueños, pero entonces caà en las palabras exactas que salieron en el momento del deseo, por lo que comprendà que estaba donde en ese momento de mi vida necesitaba estar, en un trabajo de media jornada que me dejaba tiempo para poder acabar de escribir mi libro e ir incorporándome poco a poco a la vida laboral. Asà como en un trabajo donde me respetaban y valoraban como persona y como profesional, por lo que pude reconciliarme internamente con mi propósito. Ellos me devolvieron mi autoestima profesional y por eso, entre otras muchas cosas, les estaré siempre eternamente agradecida por la oportunidad que me dieron.
Una moneda acciono la palanca de salida y simplemente me puse a caminar hasta que un dÃa, sin esperarlo, me cayó del cielo el trabajo de mis sueños.
Supe que estaba en "mi lugar" desde el primer instante que crucé la puerta, teniendo muy claro que estaba en el camino correcto, evidencia de ello han sido los múltiples obstáculos que me he ido encontrando, como pruebas a superar, y que las he vivido como buena humana que soy. Esto es, primero me he caÃdo, me he roto, he tenido ansiedad, estrés, me he sentido vÃctima... pero luego me he levantado ( olé por mi que he sabido hacerlo porque yo lo valgo), me he sacudido el polvo, he mirado hacia atrás tan solo para analizar porqué me caÃ, he asumido mi responsabilidad, he perdonado, a mà y a los demás, me he quedado inmóvil hasta que he interiorizado las lecciones a aprender. He sabido mirar al cielo y agradecer lo acontecido por en quién me ha convertido y sin volver a mirar al pasado he seguido andando porque nunca he dudado de que este era mi camino y a tozuda no me gana nadie.
El pasado Agosto, estando de vacaciones, es decir, desconectada mentalmente de las obligaciones diarias, cuidando mi cuerpo y mente en simplemente complacerles, empecé a sentir una inquietud, un cosquilleo de muévete. Necesitaba un cambio. SabÃa que lo fácil en estos casos es cambiarse el corte de pelo, o ir de compras y renovar el armario, pero eso es tan solo una tirita encima de un sentimiento mas profundo. O sea que empecé a mirar a mi alrededor para poder valorar qué era. SabÃa que no era mi trabajo, pues siempre he estado convencida de mi vocación, y que no era mi pareja, pues no existe...ja,ja,ja. Por lo que lo que me quedaba era mi casa.
Asà que en cuanto volvà a Madrid la puse a la venta. Tan solo me quedaba averiguar a dónde me iba a mudar y me puse manos a la obra. Visité un montón de posibilidades, de pisos más pequeños, más grandes, diferentes barrios, áticos, bajos, locales... pero en ninguno me sentÃa que habÃa encontrado mi lugar. Eso si, como conjugué las dos variables del éxito, es decir, intención y acción, acabé descubriendo con todo lujo de detalles cómo iba a ser la próxima casa de mis sueños, allà donde iba a construir mi nuevo hogar.
Lo gracioso es que aún entonces seguÃa teniendo esa sensación de inquietud, de incomodidad. Por lo que me paré en seco, estaba claro que eso no era.
Era algo mas intrÃnseco, tenÃa que profundizar más en mi ser, no era lo que me rodeaba, sino quién era.
Ese dÃa quité mi casa de la venta, pues la ultima prueba que me faltaba para estar súper segura fue darme cuenta que en los varios meses que estuvo a la venta no surgió ni un solo posible comprador.
Enfoqué mi atención a mis pensamientos instintivos que salÃan del subconsciente y tras varias sorpresas acabé dándome cuenta que ese camino que inicié unos años antes, en el que superé varias obstáculos para permanecer en él... habÃa llegado a su fin. Ese era el cambio.
No porque tuviese que cambiar de trabajo ni de profesión, sino porque tenÃa que avanzar a un siguiente nivel. Un siguiente nivel como persona, como ser. Como en un videojuego, este nivel ya estaba superado, ahora tenÃa que lanzarme al siguiente. NEXT
Me veÃa al final del sendero, sabÃa que tenÃa que cruzar un puente para alcanzar el otro lado, pero qué puente.
Y como pescadilla que se muerde la cola, allà estaba yo otra vez con una moneda imaginaria entre las manos.
He leÃdo varios libros, varios canales de Youtube, he puesto en practica todos los consejos, he meditado y analizado cada uno de mis pensamientos y sentimientos... hasta que un dÃa la gran revelación me despertó de mi meditación y me hizo dar un salto.... Ostras!!!!!!!!
Ese era un puente gigante. Yo que siempre me he visto tan pequeñita, tan niña... y ahÃ, ahà estaba el cambio en mi ser. En saber descubrir en mi interior mi grandeza y vivir conforme a ella, y en ello estoy, sin ansiedad, ni estrés, ni miedo. Tan solo dándome permiso para sentir y fluir acorde a mis vibraciones.
No nos engañemos, el puente sigue siendo gigante, pero ahora sé que puedo cruzarlo porque no estoy sola, y toda la ayuda que necesite me será proporcionada.
Al otro lado me esperan grandes cosas, como, por ejemplo, el nuevo hogar que estoy construyendo.
Gracias a todas las personas que siguen en mi camino por haber sabido respetar mi encierro y mi silencio, por no juzgarme y siempre apoyarme con cariño y comprensión. Os quiero.
Lo siento por aquellas otras personas que se quedaron atrás, simplemente porque nuestros caminos se bifurcaron.
Si hoy estoy escribiendo este post es porque he sentido la necesidad de plasmarlo en un papel para ordenar las ideas y para dar el paso de un pensamiento a una acción. Desde la imaginación a la realidad. Hecho está y yo Decreto que asà ES.
Firmándolo porque me comprometo con cada una de las palabras escritas.
Y también porque a lo mejor a alguna persona que lo lea, algún punto le inspira y le ayuda a encontrar su propósito, su IKIGAI.
Tan solo focaliza una prioridad, una, solo una y empieza a andar. "Caminante se hace camino al andar" sin nunca dejar de escucharte, a tu mente, tu cuerpo y tu corazón, ellos serán tu faro. Si los obstáculos que han ido surgiendo los has aprendido a superar es que estas en el camino correcto, de lo contrario, me da, que lo mejor va a ser re programar la brújula.
Maribel Nicolás